Hace años que se ha abierto el debate y aún seguimos sin una respuesta clara. Este tema puede llegar a ser muy controvertido por la diversidad de opiniones que hay al respecto. No hay una ciencia exacta para determinar si un niño o una niña acude a demasiadas actividades extraescolares y está o no sobrecargado de ocupaciones. Además, se trata de una cuestión en la que influyen muchos factores, pues no todos somos iguales: hay personas que necesitan quemar más energía, otras que adoran la tranquilidad, otros que buscan la evasión, etc.
¿Cómo saber si mi hijo o mi hija acude a demasiadas actividades extraescolares?
Según el Ministerio de Educación, más del 90% de los niños y niñas de entre 6 y 16 años realiza alguna actividad extraescolar. En su mayoría practican deporte (73%), mientras que entre un 21 y 28% aprenden idiomas, música, informática, baile o pintura, entre otras.
La asistencia a extraescolares está relacionada con la renta de los padres y madres y, a menudo, con la necesidad de cubrir su horario laboral. Ayudan al desarrollo y crecimiento de los pequeños, a disfrutar de su tiempo libre y a adquirir nuevas habilidades. No obstante, los psicólogos advierten que un exceso puede generar estrés.
Cómo decidir cuántas actividades extraescolares son recomendables
David González, Orientador y Terapeuta familiar, comentaba recientemente en el Foro de Educación de El País: “es importante conocer bien a nuestros hijos. Algunos se sienten cómodos con un ritmo más bien alto de actividad, mientras que otros pueden sentirse estresados con ese mismo ritmo”. Aun con todo, David señalaba que, generalmente, es saludable que las actividades extraescolares sirvan de complemento de la actividad general, teniendo en cuenta que es necesario una dosis de constancia.
Por su parte, Miguel Serradilla, Profesor de Secundaria, afirmaba que, los niños y las niñas, a diferencia de los adultos, al terminar en el colegio, aún “tienen muchísima energía”, considerando lo positivo que son las extraescolares para suplir las carencias que puedan tener en el aula. Sin embargo, plantea que “un error que no se debe cometer es el de proyectar nuestros déficits en los hijos e hijas”.
A estas reflexiones conviene mencionar el estudio realizado por el Instituto Nacional de Evaluación Educativa. En él se demostraba que aquellos niños y niñas que realizaban actividades extraescolares científicas o de música eran quienes obtenían los mejores resultados académicos y una actitud más positiva.
En este sentido, es por todo ello que los expertos insisten en que es importante que las actividades extraescolares sean una vía de disfrute y desconexión, es decir, que no sean concebidas como una obligación. Para ello, deben ser los niños y las niñas quienes decidan a qué clases extraescolares desean ir. Aunque, incluso cuando ese sea el caso, deberemos tener en cuenta el tipo de niño o de niña, así como la cantidad de carga escolar que este o esta tenga.
Además, es necesario dejar suficiente tiempo para jugar, descansar y estar con sus familiares.
